La gran pregunta: ¿El cuerpo de una mujer está hecho para llevar vestidos o son los vestidos los que están diseñados para el cuerpo real de mujeres como tú y como nosotras? En definitiva, vestidos que sientan bien.
O ropa para todos los cuerpos, moda inclusiva de mujer; moda sin nada que disimular y todo que celebrar. Si te interesan estos temas, si estás harta de vestirte para encajar, igual este artículo te interesa.
Spoiler: no hace falta tener cintura de avispa ni piernas eternas.
¿Qué tiene que tener un cuerpo para merecer un vestido bonito?
Durante años, la moda ha intentado responder a esta pregunta con una lista de requisitos que muchas mujeres —la mayoría, en realidad— no cumplimos. Como si los vestidos solo se diseñaran para cuerpos rectos, sin curvas (o con las curvas justas que alguien decidió que eran las adecuadas), sin tripa, sin volumen, sin historia.
Nosotras preferimos cambiar la pregunta:
¿Qué tiene que tener un vestido para merecer tu cuerpo?
Porque si tienes cuerpo de mujer —real, cambiante, único, perfectamente imperfecto—, la prenda femenina por excelencia, los vestidos, deberían estar hechos para ti.
Vestidos pensados para abrazarte, no para corregirte. Para acompañarte en tu día a día, no para moldearte, apretar o hacerte sentir incómoda. En definitiva, diseñados para celebrar todo lo que ya eres.
La gran mentira del cuerpo normativo
Nos la contaron en revistas, pasarelas, tiendas y probadores mal iluminados.
Que si no entras en la talla S, mejor vuelve cuando hayas adelgazado. Que si tienes pecho, tendrás que apretártelo. Que si no tienes, mejor busca volumen. Que si tienes caderas, disimula. Que si no, marca cintura. Que si eres bajita, alarga. Que si eres alta, suaviza.
¿Y si no queremos corregir nada?
¿Y si simplemente queremos vestir sin pelearnos con el espejo?
Ropa diseñada desde la realidad, no desde la pasarela
Aquí no seguimos moldes. Los rompemos. Porque la moda que nos representa no empieza en una silueta idealizada, sino en la piel real de cada mujer. Observamos cómo te mueves, cómo respiras, cómo cruzas las piernas en el sofá y cómo corres cuando llegas tarde.
Nuestros vestidos están hechos para eso. Para vivir.
Y lo que tienen en común todos ellos no es una forma única, sino una intención clara: acomodar la libertad del cuerpo que lo lleva.
¿Qué tienen nuestros vestidos que sientan tan bien?
No lo decimos nosotras, lo dicen las miles de mujeres, todas únicas y diferentes, que ya visten Elisa Muresan.
1. Patrón inteligente
Diseñamos para que el vestido se adapte a ti, no tú a él. Evitamos costuras que tensan, pinzas que encorsetan, cremalleras que exigen contorsionismo. Buscamos fluidez, comodidad y estructura sin rigidez con detalles únicos.
2. Tejidos con caída y alma
Algodón orgánico que respira contigo. Que no marca lo que no quieres mostrar. Que te cubre y a la vez te acompaña. Que aguanta el paso del tiempo (y el de los días que empiezan temprano y acaban tarde).
3. Largos pensados con sentido
Ni "mini si tienes piernas", ni "midi si eres alta", o todo a la vez. Sin normas que nadie pidió. Vestidos largos o cortos que funcionan con piernas que caminan, suben escaleras, se cruzan en una silla o saltan cuando bailas.
4. Libertad incorporada de serie
Lo llevas sin sujetador si quieres. Con zapatillas o con botas. Con medias o sin ellas. Con ganas de quedarte en casa o de salir a comerte el mundo.
Algunos vestidos que no piden permiso para quererte
Nos encantan, pero hay tantos tipos de vestidos. Y en muchos casos no dicen nada en la percha. La magia sucede cuando nos lo probamos o cuando los vemos bailar en el cuerpo de alguien como nosotras. Continúa y descúbrelos…
Vestidos largos para cuerpos de mujeres reales
Un vestido largo es elegante por definición y muy femenino. Tiene algo de ceremonia cotidiana. Camina contigo, acompaña tus movimientos y no necesita gritar para ser protagonista. Sofisticación silenciosa sin renunciar a la comodidad y al estilo con carácter.
Por aquí te dejamos looks con vestido largo para que puedas inspirarte.
Vestidos midi que nos sientan bien a todas
El largo midi es ese punto medio que no tiene nada de tibio. Nos da libertad para movernos con soltura, ir en bici o quedarnos en casa con estilo. Favorece a todo tipo de cuerpos porque no sigue reglas, sigue tu ritmo. Y eso se nota.
Los vestidos midi son funcionales, versátiles y con personalidad. Un corte que se adapta a ti sin esfuerzo y resuelve cualquier look con naturalidad.
Vestidos cortos que hablan de moda inclusiva
Un vestido corto no tiene por qué ser incómodo ni exigir piernas “de anuncio”. En realidad, lo único que debería exigir es que tengas ganas de ponértelo.
Vestidos cortos para mujeres que se mueven, que combinan estilo con libertad, y que no necesitan pedir permiso para enseñar pierna, presencia o personalidad.
Tu cuerpo ya está completo. Solo falta ropa que lo sepa.
Aquí no hablamos de tendencias.
Hablamos de decisiones.
De una manera de vestir que te respeta y te celebra.
De prendas que no te hacen elegir entre belleza y comodidad, entre estilo y valores.
Porque no necesitas encajar con nada ni con nadie.
Y mucho menos en un vestido.
Solo tienes que encajar contigo.